El Retorno a educación presencial no puede esperar

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Por: Stephanie Majerowicz Nieto*

La crisis del COVID nos ha obligado a hacer fuertes sacrificios con el fin de salvar vidas: el cierre del comercio, restaurantes y fronteras, la imposición de interminables cuarentas y restricciones de movilidad. Sin embargo, el mayor sacrificio y costo de la pandemia se lo estamos imponiendo a los niños, niñas y jóvenes, cuyos colegios fueron los primeros en cerrar y han sido los últimos en abrir.

«El mayor sacrificio y costo de la pandemia se lo estamos imponiendo a los niños, niñas y jóvenes, cuyos colegios fueron los primeros en cerrar y han sido los últimos en abrir».

La apertura de colegios en condiciones seguras debe ser absolutamente prioritaria. La evidencia internacional, escasa, pero aumentando rápidamente, indica que los riesgos de contagio en colegios son relativamente bajos, especialmente para niños de preescolar y primaria  (la OMS presenta un resumen de la evidencia).  En cambio, los cierres de colegios perjudican a los niños, niñas y jóvenes en el largo plazo, generando preocupantes pérdidas de aprendizaje y problemas de salud mental, así como aumentos en deserción ya que muchos jóvenes, frente a colegios cerrados y la presión económica de la pandemia, simplemente no volverán a las aulas de clase.

Colombia tiene un sistema descentralizado de educación que debería permitir que los distintos territorios se adapten las condiciones epidemiológicas en su localidad. El país está atravesando la segunda ola de la pandemia, pero las cifras totales reflejan desproporcionadamente las ciudades y esconden una variación importante a nivel nacional. Grandes partes del país, incluyendo muchas zonas rurales, tienen incidencias mucho más bajas de contagio y son precisamente estas zonas las que con mayor dificultad pueden implementar educación virtual por la falta de conectividad. Desafortunadamente, esta segunda ola ya ha resultado en decisiones de aplazar el retorno a la educación presencial en varias Secretarías de Educación, incluyendo Bogotá. Sin embargo, las Secretarías en zonas con menores tasas de contagio deberían continuar con sus planes de educación en alternancia segura.

Hay pasos concretos que se pueden tomar para generar condiciones seguras en las aulas de clase. Las Secretarías deben recibir apoyo para identificar y adoptar prácticas exitosas de países que ya han retomado la educación en tiempos de COVID-19, incluyendo mantener buena ventilación, el uso adecuado de tapabocas y maximizar el tiempo al aire libre. Adicionalmente, los docentes deben ser prioridad en los esquemas de vacunación. Otro de los grandes desafíos es recuperar el aprendizaje perdido, y sobre todo propender porque aquellos estudiantes que han desertado durante la virtualidad regresen a clase. Los docentes necesitarán apoyo con herramientas y estrategias para nivelar a aquellos estudiantes que no tuvieron conectividad ni acompañamiento familiar durante la virtualidad.

El retorno a la educación sin duda implica retos importantes que requieren el apoyo del Ministerio de Educación, los padres de familia y la ciudadanía. La educación y bienestar de nuestras futuras generaciones no pueden seguir aplazándose indefinidamente.

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